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México en la OEA: inadmisible intervencionismo

Por primera vez la cumbre de la Organización de los Estados Americanos (OEA) se realizará en México, de hoy al 21 de junio. La sede de esta 47 Asamblea General, intitulada “Fortaleciendo el diálogo y la concertación para la prosperidad”, será el hotel Moon Palace en Cancún con representantes de 34 países. A los temas por discutir, se suma el de la crisis entre Estados Unidos (EU) y Cuba (país expulsado del organismo desde hace 55 años), pero es el de Venezuela el que cobra mayor expectación y la duda es ¿qué subyace en el fondo? ¿Real preocupación por los problemas del área o descarado intervencionismo institucional?

Tanto, que en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque no se habla expresamente de dicho principio, en el séptimo párrafo del artículo 2 se prohíbe a sus Estados intervenir en los asuntos de la jurisdicción interna de sus homólogos y con otros, comprendiendo la abstención de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o independencia política de cualquier Estado, erigiéndose en norma del Derecho Internacional Consuetudinario.

A su vez, en el Sistema Interamericano, el propio EU se sumó en 1936 al Protocolo Adicional Relativo a No Intervención y en 1948 a la Carta de la OEA, cuyos artículos 19 y 20 consagran de modo absoluto la No Intervención. No obstante,ha sido a partir del Derecho Internacional Humanitario o de Ginebra -sustentadoen los Convenios de 1949 y los Protocolos de 1977-, enfocado a proteger a víctimas de conflictos armados, cuando surge la noción de “intervención humanitaria” y con ello nuevamente la posibilidad de que un Estado o grupo de Estados empleen la fuerza en contra de otro para socorrer a la población afectada en sus derechos humanos a causa de un conflicto interno o por acciones del gobierno.

Pese a ello, México había sido referente mundial de congruencia en su política exterior, no solo desde que Benito Juárez fijara su postura: “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz”, sino desde 1930 cuando adoptó la “Doctrina Estrada”, expuesta por el entonces canciller Genaro Estrada, cuyos principios rectores son la Libre Determinación de los Pueblos y la No Intervención en los Asuntos Internos de los Estados, consagrados constitucionalmente.

Lo lamentable es que hoy México perdió su sitial. Pretextando defender los derechos humanos, envía tropas al extranjero, es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y ahora ¡interviene, a través del canciller Luis Videgaray, el aprendiz, en los asuntos internos de las Naciones hermanas! Y que conste. Nada ni nadie puede justificar los abusos del poder ni tolerar el sacrificio de las poblaciones, pero todas deben ser libres y soberanas para resolver sus asuntos. Una cosa es socorrer a la población afectada y otra, muy distinta, entrometerse con los gobiernos extranjeros.

El gobierno de México, además de todo, carece de autoridad moral para cuestionar e inmiscuirse en los asuntos de países hermanos como Venezuela. ¿Olvida que encabezamos la lista mundial de los países que padecen mayor crisis humanitaria? Que no se sorprenda luego cuando gobiernos extranjeros nos condenen e intervengan en nuestra vida interna.


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